Un domingo.
Un domingo cualquiera.
Una palabra.
Una cualquiera.
Sólo esos dos ingredientes
para cambiar seis vidas
en apariencia coloridas
parecen ser suficientes.
Más allá no hay camino
ni sendas de albero.
Hay suelas de cuero
para pisar el destino.
Hay risas en la esquina,
lágrimas empaquetadas,
colores, polvo de hadas
y un beso de cocaína.
De necesaria lectura en ciertos momentos de mi vida, ya sabes cuánto me gusta este poema de Mario Benedetti,
ResponderEliminar"No te quedes inmóvil
al borde del camino
no congeles el júbilo
no quieras con desgana
no te salves ahora
ni nunca
no te salves
no te llenes de calma
no reserves del mundo
sólo un rincón tranquilo
no dejes caer los párpados
pesados como juicios
no te quedes sin labios
no te duermas sin sueño
no te pienses sin sangre
no te juzgues sin tiempo..."